Yo, que te di todas mis noches a vos, sin lamentos ni reproches.
Te di, en las noches y los días, mis mejores melodías en
las olas más tremendas de mi vida.
Yo te espero todavía, yo creo que el olvido es una fantasía.
Y así, destinada a padecerte sigo loca como siempre,
inventando lo que sea para verte.
En un rincón de mi memoria, sobran noches de tristeza,
poca gloria, y soledad.
Y en el hueco de los años más dorados caben tus ojos
prestados y un adiós para olvidar.
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